Categorías: Propuesta curricular

¿Cómo y con quién se aprende? La Pedagogía

La naturaleza de los aprendizajes

La ciencia cognitiva moderna parece confirmar que, más que la cantidad de conocimientos, es de radical importancia la calidad de saberes que construye el alumno y el entendimiento que desarrolla.

El conocimiento es multifacético: hay conocimiento sobre conceptos abstractos, sobre cómo resolver problemas rutinarios de manera eficiente, sobre cómo manejar situaciones con problemas dinámicos y complejos, entre otros. Todas estas facetas interactúan para contribuir a la formación integral de una persona. Cuando el conocimiento se estructura de forma fragmentada e inconexa, el aprendiz puede saber mucho sobre un área, pero si no puede movilizar sus saberes hacia otras áreas, será incapaz de usar ese conocimiento para resolver problemas relevantes de la vida real.

Actualmente, en el campo de la investigación sobre el aprendizaje se considera que este se logra cuando el aprendiz es capaz de poner en juego lo aprendido en otros contextos. El aprendizaje que se transfiere —que se adapta a las circunstancias— es superior al trabajo repetitivo que permite ciertos niveles de ejecución pero que no es suficiente para dar lugar al entendimiento profundo. Los aprendizajes valiosos posibilitan la continua ampliación del conocimiento y permiten recurrir a saberes y prácticas conocidos para realizar tareas en nuevas situaciones.

El rol del docente es fundamental para que los estudiantes aprendan y trasciendan incluso los obstáculos materiales y de rezago que deben afrontar. Un buen maestro, partiendo del punto en el que encuentra a sus alumnos, tiene la tarea de llevarlos lo más lejos posible en la construcción de los conocimientos planteados en los planes y programas de estudio y en el desarrollo de su potencial.

Los profesores también han de contar con herramientas para hacer de los errores de los alumnos verdaderas oportunidades de aprendizaje, ayudándoles a identificar tanto el error como su origen. Deben generar de manera permanente experiencias exitosas que contribuyan a superar las situaciones difíciles, así como propiciar ambientes de aprendizaje cuyo objetivo sea identificar y fomentar los intereses personales y las motivaciones intrínsecas de los estudiantes.

Por otra parte, el currículo debe tener en cuenta cómo las emociones y la cognición se articulan para guiar el aprendizaje. Hay emociones que estimulan, por ejemplo, la memoria a largo plazo, mientras que otras pueden afectar negativamente el proceso de aprendizaje de tal manera que el estudiante recuerde poco o nada de lo que tendría que haber aprendido. Esas emociones varían de individuo a individuo. Mientras que una emoción puede tener un efecto positivo en el aprendizaje de una persona, esa misma emoción puede provocar reacciones adversas en otra.

Cada vez es más claro el lugar central de la motivación intrínseca como requisito para construir conocimientos y habilidades de forma significativa. El maestro tiene, en ese sentido, un papel clave para ayudar a los estudiantes a reconocer sus sistemas de motivación y cómo estos influyen en su aprendizaje. Para ello, los docentes deben conocer lo suficiente a los alumnos. Asimismo, es necesario que tomen conciencia del impacto que sus expectativas tienen en el aprovechamiento de los alumnos. Por ello es importante alentar en cada alumno el máximo de su potencial y el mayor de sus esfuerzos. Los investigadores20 alertan sobre lo crítico que resulta para un aprendiz que los adultos que lo rodean, padres y maestros, muestren ambición por lo que puede alcanzar y exigencia para que lo consiga. Más que conformarse con mínimos, los alumnos han de aprender a aspirar alto y a hacer de la excelencia el norte que guíe su paso por la escuela. De ahí que los profesores deban poner en práctica estrategias tanto para estimular en los alumnos su autoestima y la confianza en su potencial como para acompañarlos en el proceso de alcanzar esas expectativas exigentes.

Esta visión del aprendizaje que ofrece la ciencia cognitiva moderna tiene derivaciones para la práctica docente, que esta Propuesta incorpora en la definición de los siguientes principios pedagógicos.

Principios pedagógicos

1. Enfocarse en el proceso de aprendizaje
  • Esta Propuesta reconoce al estudiante como parte esencial y la razón de ser de la práctica docente.
  • Para poner al alumno en el centro de su práctica, el docente ha de promover que se involucre plenamente en su aprendizaje, para que sea un aprendiz activo.
  • Asimismo ha de comprender las maneras en que cada alumno aprende, privilegiando la construcción de saberes valiosos en contraste con los “memorísticos” o “mecánicos”.
2. Tener en cuenta los saberes previos del alumno
  • El docente ha de reconocer que el alumno no llega al aula “en blanco” y que para aprender requiere “conectar” los nuevos aprendizajes con los preexistentes, construidos a lo largo de su experiencia.
  • La enseñanza ha de anclarse en los conocimientos previos del alumno, reconociendo que dichos conocimientos no son necesariamente iguales para todos. Por ello, el docente ha de promover que el alumno exprese sus conceptos y propuestas, como parte del proceso de aprendizaje; así podrá conocer las habilidades, actitudes y valores de los alumnos y usarlos como punto de partida en el diseño de la clase.
  • Al identificar el grado de dominio que los alumnos tienen sobre el contenido de enseñanza, el profesor podrá calibrar si éste les hará sentido, porque:
    1. El contenido no es demasiado trivial o está demasiado alejado de lo que ya saben
    2. El estudiante comprende para qué le sirve el contenido y cuál es su función
    3. Dicho contenido les permite rectificar errores y ampliar lo previamente aprendido
3. Diseñar situaciones didácticas que propicien el aprendizaje situado
  • El profesor ha de buscar que el estudiante aprenda en circunstancias que lo acerquen en la realidad, simulando distintas maneras de aprendizaje que se originan en la vida cotidiana, en el contexto en el que él está inmerso, en el marco de su propia cultura.
  • El reto pedagógico reside en hacer de la escuela un lugar social de conocimiento, donde los alumnos se enfrenten a circunstancias “auténticas”. El aprendizaje basado en problemas reales es una metodología que promueve el aprendizaje situado, lo que facilita que este sea útil y duradero.
  • El aprendizaje situado pone la actividad de aprendizaje en el centro, porque es durante la actividad que el aprendizaje ocurre.
4. Reconocer la naturaleza social del conocimiento
  • Como muestra la investigación, la interacción social es insustituible en la construcción del conocimiento. Es primordial fomentar la colaboración y propiciar ambientes en los que el trabajo en grupos sea central.
  • El trabajo cooperativo permite que los aprendices debatan e intercambien ideas, que los alumnos más aventajados contribuyan a la formación de sus compañeros y ofrece las condiciones para el desarrollo emocional necesario para aprender a cooperar y a vivir en comunidad.
  • El aprendiz ha de saber que comparte la responsabilidad de aprender con el profesor
    y con los otros aprendices de la clase.
5. Dar un fuerte peso a la motivación intrínseca del estudiante
  • El docente ha de diseñar estrategias que hagan relevante el conocimiento, fomenten el aprecio del estudiante por sí mismo, y por las relaciones que establece en el aula con otros y que le permiten aprender.
  • Asimismo, debe favorecer con ello que el alumno tome el control de su proceso de aprendizaje.
  • También es necesario propiciar la interrogación metacognitiva para que el alumno conozca y reflexione sobre las estrategias de aprendizaje utilizadas, a fin de conseguir mejoras en su uso.
6. Favorecer la cultura del aprendizaje
  • La enseñanza debe favorecer los aprendizajes individuales y colectivos. Ha de promover que el aprendiz entable relaciones de aprendizaje, que se comunique con otros para seguir aprendiendo y apoyar de ese modo el propósito mutuo de construir conocimiento y mejorar los logros tanto individuales como colectivos. Debe dar al aprendiz oportunidades de aprender del error, de repensar, reconsiderar y rehacer; fomentar el desarrollo de productos intermedios y crear oportunidades de realimentación copiosa entre pares.
  • Es importante hacer conscientes a los niños y jóvenes de su aprendizaje. Darle voz al aprendiz en su proceso de aprendizaje y reconocer el derecho que tiene a involucrarse en éste, cultivando su participación activa y su capacidad de autoconocimiento.
  • Fomentar que los estudiantes aprendan a regular sus emociones, impulsos y motivaciones en el proceso de aprendizaje; a establecer metas personales y a monitorearlas; a gestionar el tiempo, las estrategias de estudio y a interactuar con otros para propiciar aprendizajes relevantes.
  • Se ha de propiciar la autonomía del aprendiz y, con ello, el desarrollo de un repertorio de estrategias de aprendizaje, de hábitos de estudio, confianza en sí mismo y en su capacidad de ser el responsable de su propio aprendizaje.
7. Ofrecer acompañamiento al aprendizaje
  • Para ser efectivo, el aprendizaje requiere el acompañamiento tanto del maestro como de otros alumnos. Profesores, bibliotecarios, padres y otros involucrados en la formación de un alumno generan actividades didácticas y aportan ambientes y espacios sociales y culturales propicios para el desarrollo intelectual y emocional del aprendiz.
  • Las actividades de aprendizaje se han de organizar en distintas formas, a modo de que todos los alumnos puedan acceder al conocimiento. En virtud de la diversidad de necesidades y estilos de aprender se han de eliminar las barreras al aprendizaje y a la participación.
  • Antes de remover el acompañamiento, el profesor se ha de asegurar la solidez de los aprendizajes.
8. Reconocer la existencia y el valor del aprendizaje informal
  • Hoy no solo se aprende en la escuela; los niños y jóvenes cuentan con diversas fuentes de información para satisfacer sus necesidades e intereses.
  • La enseñanza escolar debe considerar la existencia y la importancia de estos aprendizajes informales. Los maestros han de investigar y fomentar en los alumnos el interés por aprender en diferentes medios.
  • Una forma de mostrar al aprendiz el valor de ese aprendizaje es buscar estrategias de enseñanza para incorporarlo adecuadamente al aula. Los aprendizajes formales e informales deben convivir e incorporarse a una misma estructura cognitiva.
9. Promover la relación interdisciplinaria
  • La enseñanza ha de promover la relación entre disciplinas, áreas del conocimiento y asignaturas.
  • La información que hoy se tiene sobre cómo se crean las estructuras de conocimiento complejo —a partir de “piezas” básicas de aprendizajes que se organizan de cierta manera— permite trabajar para crear estructuras de conocimiento que se transfieren a campos disciplinarios y situaciones nuevas. Esta adaptabilidad moviliza los aprendizajes y potencia su utilidad en la sociedad del conocimiento.
10. Entender la evaluación como un proceso relacionado con la planeación
  • La evaluación no busca medir el conocimiento memorístico Es un proceso que resulta de aplicar una diversidad de instrumentos y de los aspectos a estimar.
  • La evaluación del aprendizaje tiene en cuenta tres variables: las situaciones didácticas, las actividades del alumno y los contenidos.
  • La evaluación parte de la planeación, pues ambas son dos caras de la misma moneda: al planear la enseñanza, con base en la zona de desarrollo próximo de los alumnos, planteando opciones que permitan a cada quien aprender y progresar desde donde está, el profesor define los aprendizajes esperados y la evaluación medirá si un alumno los alcanza.
  • La evaluación forma parte de la secuencia didáctica como elemento integral del proceso pedagógico, por lo que no tiene un carácter exclusivamente conclusivo o sumativo.
  • La evaluación busca conocer cómo los estudiantes organizan, estructuran y usan sus aprendizajes en contextos determinados para resolver problemas de distintos niveles de complejidad y de diversa índole.
  • La evaluación contribuye a la autorregulación cognitiva pues realimenta al alumno con argumentos claros y constructivos sobre su desempeño.
11. Superar la visión de la disciplina como mero cumplimiento de normas
  • En la escuela se ha de dar cabida a la autorregulación cognitiva y moral.
  • Se han de ofrecer estrategias que permitan a los estudiantes autorregularse para aprender y para convivir.
  • Se debe propiciar un ambiente de aprendizaje seguro, cordial, acogedor, colaborativo y estimulante, en el que cada niño o joven sea valorado y se sienta seguro y libre.
12. Modelar el aprendizaje
  • Los maestros serán modelos de conducta para sus alumnos, por lo que han de ser vistos ejecutando los comportamientos que quieren impulsar en ellos, tanto frente a sus alumnos como compartiendo las actividades con ellos.
  • Han de leer, escribir, buscar información, analizarla, generar conjeturas y realizar cualquier otra práctica que consideren que, como aprendices, sus alumnos han de desarrollar.
  • El profesor ejecutará las estrategias de aprendizaje identificando en voz alta los procedimientos que realiza y será consciente de la función “de andamiaje del pensamiento” que en ese modelaje cumple el lenguaje.
13. Mostrar interés por los intereses de sus alumnos
  • Enseñar implica entablar una relación humana por excelencia que requiere que el profesor establezca una relación cercana con el aprendiz, que sepa acerca de sus intereses y su circunstancia particular.
  • Esta cercanía le permitirá planear mejor la enseñanza, así como buscar contextualizaciones que inviten a los aprendices a involucrarse más en su aprendizaje.
14. Revalorizar y redefinir la función del docente

Lejos de ser el transmisor del conocimiento, en esta Propuesta el profesor se transforma en un mediador que:

  • Guía la actividad constructiva de los alumnos.
  • Genera las condiciones para que cada alumno logre aprendizajes útiles y duraderos.
  • Favorece que cada alumno desarrolle la capacidad de organizar su aprendizaje.
  • Integra las TIC a su práctica, como medio para apoyar el logro de aprendizajes esperados.
  • Contagia el disfrute por aprender y seguir aprendiendo.
  • Está alerta de factores que puedan inhibir el aprendizaje de los alumnos.
  • Reflexiona sobre su práctica docente para determinar si la situación didáctica es un elemento inhibidor o promotor del aprendizaje y desarrollo de los alumnos.
Ambientes de aprendizaje

Los procesos cognitivos necesarios para que el aprendizaje ocurra no están desvinculados de los ambientes que los propician.

La dinámica dentro de la escuela es compleja debido a la diversidad de factores relevantes en ella. En un ambiente favorable para el aprendizaje, los maestros logran una comunicación efectiva con cada alumno y ello posibilita atenderlos de manera personal y productiva. Si hay un buen manejo del ambiente, tanto los maestros como los alumnos pueden dirigir los esfuerzos al logro de los aprendizajes.

El ambiente de aprendizaje es un conjunto de factores que favorecen o dificultan la interacción social en un espacio físico o virtual determinado. El ambiente trasciende la idea de espacio físico y descansa, fundamentalmente, en las distintas relaciones humanas que dan sentido a su existencia. Implica un espacio y un tiempo, donde los participantes construyen conocimientos y desarrollan capacidades, habilidades y valores.

El ambiente de aprendizaje no se limita a las condiciones materiales necesarias para la implementación del currículo o a las relaciones interpersonales entre maestros y alumnos. Se establece en las dinámicas que constituyen los procesos educativos y que implican acciones, experiencias y vivencias de cada participante; actitudes, condiciones materiales y socioafectivas; múltiples relaciones con el entorno; y la infraestructura necesaria para la concreción de los propósitos culturales que se explicitan en toda propuesta educativa.

Cambiar los ambientes para el aprendizaje en la escuela implica modificar los modos de interacción de sus protagonistas, el medio físico, los recursos y materiales con los que se trabaja. Exige también replantear los proyectos educativos que se desarrollan en la escuela y en el aula, con el fin de que ambas se conviertan en verdaderos sistemas abiertos, flexibles, dinámicos, que faciliten la participación y articulación de los integrantes de la comunidad educativa.

Los ambientes de aprendizaje son fundamentales en el planteamiento pedagógico. Las escuelas deben propiciar un aprendizaje más activo, autorregulado, dirigido a metas, situado, colaborativo y que facilite los procesos inter e intrapersonales de construcción de significados y conocimientos.

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